24 noviembre 2007

Lo que nos dice cada aliento


Nos quedamos atrapados en muchas de las historias que suceden en nuestra vida. La vida está llena de ellas. Es como si vas conduciendo demasiado rápido por la carretera y te encuentras con un semáforo en rojo. Las ruedas chirriarán con el frenazo. La gente gira a derecha e izquierda, en distintas direcciones. Unos chocan con otros. Un pequeño drama por aquí y otro por allá. La vida se parece mucho a todo eso.

A pesar de todas las historias que ocurren, hay algo que no podemos permitir que se nos olvide: lo esencial en la vida no son las cosas que suceden. El ir y venir del aliento no tiene que ver con nada de eso. Si te ves metido en algún drama, recuerda qué es lo esencial en tu vida.

Imagínate a un comandante de avión que es muy sociable y que una vez que ha despegado se levanta para charlar con los pasajeros. Ahí lo tienes, hablando de una cosa con uno y de otra cosa con otro. El vuelo sólo dura dos horas, y el tiempo transcurre rápido. Pasan tres cuartos de hora, una hora y media, una hora y tres cuartos, y el comandante sigue haciendo vida social. Ya sólo le quedan quince minutos para hacer que el avión aterrice. Tiene que recordar cuál es su principal objetivo. Aunque relacionarse con la gente sea maravilloso, ¿cuál es el propósito fundamental del viaje?

¿Cuál es el propósito fundamental del aliento que entra en ti?

Resulta que el objetivo principal es la plenitud. Cuando nos sentimos plenos somos lo más hermoso. Es entonces cuando alcanzamos nuestro objetivo. No es un error que una flor sea hermosa cuando florece. Así es como se supone que tiene que ser. Es entonces cuando debe resultar más atractiva para poder atraer a las abejas. No es ningún error.

Un instrumento suena mejor cuando está afinado. Ha sido diseñado de esa manera. Yo no sé afinar una guitarra, pero una vez alguien me dijo que el secreto es afinar cada cuerda ligeramente más alta o más baja. Mi primera reacción fue: “¿Qué dices?”, pero es eso lo que crea la armonía, y el propósito principal de una guitarra es la armonía que puede producir.

¿Qué armonía puedes producir tú? Cuando en un ser humano hay armonía, se le llama paz, amor, plenitud. Un ser humano está afinado con precisión cuando puede entender que la existencia nos ha sido dada como un regalo.

Nos esforzamos en comprender por qué estamos vivos, cuando lo que de verdad queremos es sentirnos agradecidos. La gratitud surge automáticamente cuando el corazón se siente lleno. Fluirá el agradecimiento, y no hay nada que se pueda hacer al respecto. Y si no, intenta pararlo. Quizá ahora te resulte difícil recordar eso, pero cuando aparece la gratitud, trata de detenerla.

Cada aliento que llega nos está diciendo: “Haz que suceda”. De la forma más tierna y persuasiva que se pueda imaginar, nos dice: “Siéntete plenamente satisfecho en esta vida”. Lo esencial en la vida no son los dramas ni los traumas, sino la plenitud. Ésa es tu posibilidad. Eso es lo que puede suceder.

Maharaji

La necesidad más básica


“Hay una necesidad básica en cada ser humano, y es sentir la plenitud. Independientemente de quiénes seamos y de que vivamos en un pueblo pobre o en un edificio de setenta pisos, todos queremos ser felices. Deseamos sentirnos satisfechos, plenos. No importa cómo lo llamemos; todos tenemos el mismo objetivo.

Todos vinimos del mismo lugar y llegamos al mismo puerto: la Tierra. Luego nos quedamos atrapados en la telaraña de lo que deberíamos hacer. El viento de este mundo nos dispersó, y ahora, en lugar de nuestra semejanza, vemos nuestras diferencias.

¿Qué es lo que está diciendo nuestro corazón? Tenemos que volver a escuchar y a reconocer la llamada, la voz, el anhelo, la necesidad de nuestro auténtico ser. Nada de fórmulas ni de ideas. Necesitamos sentir. Así es como se nos ha hecho.

Todo se reduce a unos fundamentos muy sencillos. La voz de nuestro corazón está diciendo: "¡Siente la plenitud!". Cuando el corazón está lleno, hay alegría. Cuando la claridad reemplaza a la duda, cuando las preguntas se han cambiado por respuestas y la singularidad sustituye a la dualidad, el resultado es un corazón plenamente satisfecho. Entonces hay alegría, hay un ser humano embarcado en el increíble viaje de la vida.

En medio de la adversidad, el ser humano busca la paz. En medio de las preguntas, busca respuestas. En medio de la duda, busca la claridad. Así es la naturaleza del ser humano. Ésa es la necesidad que hay que satisfacer.

La felicidad que estamos buscando está dentro de nosotros. Hay cosas que necesitamos sentir en nuestro interior, y resulta que la paz es una de ellas. También lo es la alegría, pero no una alegría que llega y se va, sino la que reside permanentemente dentro del ser humano. Tampoco una felicidad que va y viene, conectada al mundo exterior, sino una felicidad que está siempre ahí. Incluso en el momento más oscuro, esa alegría reside dentro de mí. Hay un sentimiento de paz muy sólido cuando vamos a nuestro interior y encontramos ese lugar.”

Maharaji

17 noviembre 2007

DE LA DIVINIDAD DEL HOMBRE

Es una cortesía de: http://innerlink.typepad.com/connect/

Llegó la primavera y la Naturaleza empezó a hablar en el murmullo de los regadíos y arroyuelos, y en las sonrisas de las flores; y el, alma del Hombre se sintió feliz y contenta.

Pero, de repente, la Naturaleza se encrespó de furia y arrasó la bella ciudad. Y el hombre olvidó sus risas, sus hala­gos y su hospitalidad.

En una hora terrible, la fuerza ciega de la Naturaleza des­truyó lo que construyeran mil generaciones. La horrenda muerte despedazó y aplastó entre sus garras hombres y bestias.

Las llamas devastadoras abrasaron al hombre con sus propiedades y bienes; una noche lúgubre y aterradora sumió a la belleza de la vida como un sudario de cenizas. Los elementos desencadenados se enfurecieron y destruyeron al hombre, con sus viviendas y cuanto había salido del trabajo de sus manos.

En medio de este trueno pavoroso de Destrucción que surgía de las entrañas de la Tierra, en medio de esta miseria y de tanta ruina, se erguía la pobre Alma mirando a toda esta desolación desde lejos y meditando con amargura sobre la flaqueza del Hombre y la omnipotencia de Dios. Reflexiona­ba sobre el enemigo de la Humanidad, que se escondía bajo los estratos de la tierra y entre los átomos del éter. Oyó el alarido de las madres y el llanto de los niños hambrientos y se sintió partícipe de su dolor. Cavilaba sobre lo salvaje de los elementos y la pequeñez del Hombre. Y recordaba cómo ayer, sin ir más lejos, los hijos del Hombre dormían seguros en sus hogares, pero eran fugitivos apátridas que lamentaban la ruina de su ciudad opulenta al divisarla allá a lo lejos, trocada esperanza en desesperación, alegría en tristeza, vida de paz en tribulación de guerra. Con el corazón destrozado sufría por los que habían quedado atrapados entre las zarpas de hierro del Dolor, de la Amargura y de la Desesperación.

Y mientras el Alma meditaba, padecía y dudaba, erguida, de la justicia de la Ley Divina que une a todas las fuerzas del mundo, murmuraba al oído del Silencio:

Detrás de toda esta creación, está la sabiduría eterna que provoca la cólera y la destrucción, pero que también produ­cirá una belleza imposible, por lo tanto, de predecir.

Porque el fuego, el trueno y la tempestad son para la Tierra lo que el odio, la envidia y la maldad para el corazón humano. Mientras la nación afligida poblaba el firmamento de gemidos y lamentaciones, la Memoria reprodujo en mi mente todos los anuncios, calamidades y tragedias que se han desarrollado sobre el escenario del Tiempo.

Vi al Hombre, a lo largo de la historia, construyendo torres, palacios, ciudades y templos sobre la faz de la Tierra; y vi como ésta se revolvía enfurecida contra estas edificacio­nes y las engolfaba en lo más profundo de su seno.

Vi cómo hombres fuertes erigían castillos inexpugnables y observé cómo embellecían los artistas sus muros con pin­turas; después vi abrirse las fauces de la Tierra, desgarrarse sus entrañas y tragar cuanto había modelado la mano hábil y la mente luminosa del genio.

Y comprendí que la Tierra es como una bella mujer que no necesita las joyas labradas por la mano del hombre para­ adornar su belleza, sino que se siente satisfecha con el lozano verdor de sus campiñas y las doradas arenas de sus playas, y las piedras preciosas de sus montañas.

Pero vi que el hombre se enderezaba en su Divinidad como un gigante sobre la Cólera y la Destrucción, riéndose de la rabia de la Tierra y de la furia de los elementos.

Como un pilar de luz, levantábase el Hombre en medio de las ruinas de Babilonia, Nínive, Palmira y Pompeya, y así, erguido, entonaba el cántico de la inmortalidad.

Que la Tierra arrebate
Lo que es suyo,
Porque yo, el Hombre, no tengo fin.

(GIBRÁN KHALIL GIBRÁN - LA VOZ DEL MAESTRO)


F.G.M.

TRANSFORMACIÓN



¿Qué es una transformación? ¿Sabes qué es el barro? La gente camina sobre él, escupe sobre él, y si pusieras comida directamente sobre él y dijeras: “Come”, ¿quién comería? Dirían: “Puahg, no quiero comer esto, está sucio”.

Te voy a explicar el significado de transformación. Si un alfarero toma ese barro y lo mezcla con agua, le da la forma de un plato, lo pone en el horno y luego lo saca, y si después tú pones comida en ese trozo de barro, la gente comerá en ese plato sin dudarlo. Eso es transformación. Una verdadera transformación.
Y esa es la clase de transformación por la que también nosotros hemos de pasar.

Maharaji en Berlín, 14 julio de 1990. Fragmento traducido del inglés.

El sentimiento de la paz

“En la vida hay muchas distracciones, muchos caminos, cientos y miles de ellos. Si no tienes un destino, todos son válidos. Pero si tienes un lugar en especial al que quieres ir, el único camino posible es el que te lleve allí.

Muchas veces no estamos seguros de lo que queremos en la vida. No estamos claros respecto a la posibilidad. Abrimos la ventana y vemos todo lo que hay fuera: “Eso es curioso. Aquello es interesante. Me gustaría tener eso. Me gustaría que esto fuera de esta manera o de esta otra”. Desde que nuestra cabeza se posa en la almohada hasta que se despega de ella, algo queda olvidado. ¿Quién soy? ¿Qué es esta vida? ¿Qué es esta existencia? ¿De qué trata todo esto?

Mucha gente comienza con buen pie: “Esta vida es muy valiosa, maravillosa, increíble.” Luego salen -yo también me incluyo- y se meten en explicaciones. Todos tenemos nuestros asuntos y nuestros problemas.

¿Cómo podemos decir lo que significa que el aliento entre en este cuerpo, trayendo el regalo de vida? Que ocurra algo tan simple, tan fantástico, tan increíble, que todos los seres humanos sobre la faz de la tierra sean tocados por su magia. La magia de este aliento que entra, la magia de la vida según se manifiesta, según danza cada día.

Los seres humanos tratan de agarrarse a todo lo que pueden, sin darse cuenta de aquello a lo que se deberían aferrar. Un ejemplo perfecto sería el de un barco que ha comenzado a hundirse. Cuando te das cuenta de que el barco se hunde, te agarras a lo que puedes. Pero no te sujetes al barco porque te arrastrará con él. Si te aferras a algo que no flota, tú también te hundirás.

Eso es lo que ocurre cada día en nuestras vidas cuando no podemos distinguir la naturaleza de las cosas que nos rodean. Pero un día sucede algo totalmente diferente. Nos llega un mensaje que dice: “Vive en paz.”

¿Qué significa vivir en paz? Eso es lo que tenemos que entender. Sí, están las dudas. Están todas esas cosas. Pero ninguna de ellas es el recipiente al que entra el regalo del aliento.

Lo importante en la vida no son mis problemas, sino mi necesidad de sentirme pleno, la necesidad de saciar mi sed. Esto es lo que quiero más que ninguna otra cosa. Mi necesidad más básica es llenar lo que mi corazón quiere que se llene en mi vida, y no sólo una vez, sino una tras otra. Necesito eso cada día. Lo necesito tanto como sea posible.

La cuestión que surge siempre: ‘No tengo suficiente tiempo. Tengo muchas responsabilidades’. No tienes que renunciar ni siquiera a una de ellas. Hagas lo que hagas y seas lo que seas, puedes seguir sintiendo paz.

Vivimos en un mundo en el que podemos hacer muchas cosas. Estamos en una sociedad-multiprocesador. Queremos hacer todo lo que podamos. Pero eso no significa que tengamos claro qué es lo que realmente queremos hacer. Necesitamos claridad sobre lo que queremos fundamentalmente en la vida.

¿Cuánta gratitud siento por estar vivo? ¿Cómo tengo de claro que para mí lo más importante es que este aliento entró en mí y pude reconocerlo? Incluso uno solo. Siente ese sentimiento en cada respiración según se manifiesta. Es el sentimiento de la paz.”

Maharaji

Una vida plena


La mayor parte de lo que escuchamos en la vida gira en torno a cómo fueron las cosas o a cómo podrían ser. Especialmente al hacernos mayores recordamos lo que sucedía cuando éramos jóvenes. Entonces miramos hacia el futuro y pensamos en lo que podrá ocurrir, y trabajamos para eso, para hacer realidad nuestros sueños, nuestras aspiraciones. Pensamos: “Algún día seré feliz. Estaré satisfecho.”

Yo hablo de una dimensión diferente, de otro tiempo. Ese tiempo no está en el pasado ni en el futuro, sino que existe ahora, en este momento.
En este mismo segundo, el aliento entra en ti anunciando la posibilidad de una alegría inconmensurable. En ese momento llamado “ahora” se están cumpliendo todos tus deseos y anhelos. Pero, ¿quién es ese “tú”?

Ese “tú” es lo que te permite ser padre o madre, esposo o esposa, profesor o piloto, médico o abogado.

Es ese “tú” lo que hizo posible que fueras un niño, lo que hace que puedas tener un trabajo y lo que permitirá que te jubiles. Un día el “yo” no estará y ya nada tendrá importancia.

Lo que sí es importante es si reconoces o no a ese “tú” que te permite ser todo lo que eres y te permitirá ser todo lo que serás. ¿Qué es este aliento, esta vida, esta existencia?

Cuando lo tienes, lo posees todo. Cuando te falta, no tienes nada; ni siquiera nada. No es preciso que te esfuerces para conseguirlo ni que lo ganes, porque ya lo tienes. ¿Y qué es lo que tienes? Todo empieza con la comprensión básica de ti mismo; cuando comprendes lo que ya tienes, no lo que podrías tener.

El mundo dice que si quieres ser feliz tienes que hacer tal cosa, pero nunca te muestra a alguien que haya hecho eso y sea realmente feliz. Lo que el mundo te ofrece es una fórmula que no tiene el signo “igual” al final. ¿Cuál es el resultado? Nadie lo sabe. No estoy criticando nada. Lo que digo es que el ingrediente clave que falta en todo eso eres tú. Tienes todas tus responsabilidades en la vida, pero ¿qué pasa con la responsabilidad de reconocer lo que se te ha dado?

¿Has oído la llamada de tu corazón? Escucha, porque lo que pide es paz, alegría, sentir plenitud ahora; no mañana ni pasado mañana.

Se trata de sentirse satisfecho; no “casi satisfecho”. Un cuadro que está casi acabado no expresa lo que podría expresar. Su potencial no se ha materializado. Una canción que está casi terminada no transmite lo que su autor quiere transmitir.

Nosotros también estamos casi completos en la vida, pero no del todo. Es como un puente fantástico al que le faltan unos dos metros para llegar al otro lado. Nadie lo puede utilizar porque no está completo. Lo está casi, pero no totalmente.

¿Cómo llegas a completarte? ¿Qué es necesario para completar esta existencia? Muy sencillo: reconocer lo que se te ha dado. Eso es todo lo que tienes que hacer. Lo que ocurre después es automático. Comienza la apertura, el descubrimiento del hogar que hay en tu interior.

Muchas cosas cambian constantemente a mi alrededor y seguirán cambiando. Sin embargo, hay algo que no ha cambiado. El aliento que entra en mí y la llamada de mi corazón han sido siempre los mismos. No han variado nunca. La llamada del corazón siempre ha sido: “Siéntete satisfecho. Siente la plenitud en cada momento”.

Lo que estás buscando está dentro de ti. En cada aliento existe la posibilidad de sentirse satisfecho. Escucha la hermosa canción de la vida. Siempre has dicho: “Creo que lo tengo todo, creo que lo tengo todo”. Tienes que saber. Tienes que ser consciente de que en cada aliento existe la posibilidad de sentirse satisfecho.

Camina con plena certeza hacia el pozo que saciará tu sed. Si no sabes dónde está, no lo busques fuera, mira dentro de ti. Has buscado en el exterior durante demasiado tiempo. Has encontrado muchas cosas, pero no la que estabas buscando, la que dio lugar a una búsqueda de toda una vida. ¿Cuál es esa cosa? No necesito decírtelo. Tú lo sabes.

Tú eres quien busca. Cuando te llama la atención una señal de la carretera, estás buscando. Cuando miras un escaparate, estás buscando. Cuando contemplas una preciosa luna llena que brilla en el cielo, estás buscando. Y así seguirás hasta que lo encuentres.

Lo único que tienes que hacer es leer lo que está escrito en los capítulos de tu corazón. Es tu libro. ¿Es interesante? Nadie lo sabrá excepto tú, porque es tu libro y sólo tú lo puedes leer. Cada día, dedica un poco de tiempo a leerlo, porque el libro que se está escribiendo es el libro de la vida. Espero que su lectura te llene de alegría, porque son tus palabras las que estarán escritas. Ésa es la posibilidad.

Esto trata de la alegría, de la verdadera alegría: la alegría del corazón. Una vez que la sed del corazón se ha hecho evidente, la finalidad del pozo se hace también muy obvia. Hasta ese momento, sin la sed, todo es pura especulación. No vivas esta vida en la especulación y en la incertidumbre. Cada paso, cada aliento debería vivirse con plena certeza. La vida es un viaje demasiado precioso para perdérselo.

¿Cómo sabrás que estás plenamente satisfecho? Lo sabrás el día en que la llamada del corazón cambie de “Siéntete satisfecho” a “Gracias”. Cuando empieces a sentir agradecimiento te darás cuenta de que estás alcanzando la plenitud.

Maharaji

13 noviembre 2007

La sabiduría suprema



Algunas veces nos vemos arrastrados por todo lo que sucede en el mundo, y eso nos crea una confusión increíble. La gente te dice: "Así son las cosas". Te hablan de Dios, de después de la muerte, de antes de la vida...

Lo esencial de la vida es el ahora. Una vez alguien me dijo que yo había sido un emperador en mi vida anterior. ¿Bien, y qué? Si vives basándote en explicaciones, quizá tenga importancia saber lo que fuiste en tu vida anterior o lo que va a ocurrir después de ésta. Pero si vives comprendiendo el valor de esta vida, todas esas cosas son irrelevantes. Lo único relevante es que estoy vivo. Ahora.

Cuando vives basándote en explicaciones, sólo se produce una cosa: confusión. Pero cuando vives basándote en el valor de tu existencia hoy, lo que se produce es claridad, sencillez, gratitud, comprensión. No especulación. Si dices: "Explícame por qué se me ha pinchado la rueda", seguramente encontrarás a alguien que lo haga. Los “explicadores” no escasean.

¿Por qué? Porque en realidad no sabemos. Es fácil decir: "Soy José o María o Patrick". Perdona, tú no eres eso, eres otra cosa. Es muy fácil decir: "El nombre de mi madre es éste, y el de mi padre este otro". Pero somos algo más que eso. "Soy licenciado universitario, tengo un título, soy médico, abogado, esto o lo otro". No, eres algo más. "Soy ama de casa". No. También eres más que eso. "Soy un padre, una madre". Eres algo más.

Todos esos vínculos mediante los que te evalúas son relativos. Hoy están y mañana no. Aunque no lo parezca, estás en pleno movimiento. Tienes que comprender qué se mueve y qué no se mueve. En este río de la vida vas montado en un barco que se mueve. Cuando miras por la ventana parece que todas las cosas que ves son las que se mueven, pero no es así. Están ahí, y ahí seguirán. Eres tú quien se mueve, y no seguirás ahí.

¿Qué es perecedero? Ese recipiente en el que estás lo es. Un día ya no existirá. El recipiente se mueve. Tú te mueves. ¿Desde cuándo? Desde que tomaste tu primer aliento. El primero. La cosa más increíble. Antes de eso, estabas amoratado. Entonces tomaste tu primer aliento y el proceso de la vida empezó a manifestarse. Poderoso. Y luego otro aliento, y otro, y otro más.

Es la manifestación del mismo poder que despliega el universo lo que acaba de venir y tocarme, trayéndome este regalo de la vida. Trayéndome cada día, cada momento, cada estrella. Eso es un milagro. Cada niño que nace es un milagro. No lo comprendemos, y por eso sufrimos. Teniéndolo todo, pensamos que no tenemos nada. Cargados con nuestros problemas, vamos tambaleándonos por la vida.

Sin embargo, qué hermoso es estar en este momento. Regresar al ayer o ir al mañana es algo que no puedo hacer, por mucho que lo intente. Para mí, ésa es la sabiduría suprema. Estoy aquí en este momento, y aquí todo es maravilloso.

Los jóvenes quieren vivir en el futuro. Las personas mayores, en el pasado. Nadie quiere vivir en el presente. ¿Pero dónde se ha situado la alegría? ¿Dónde se ha colocado la comprensión? En el presente.

Así que si alguna vez te preguntas por qué es tan difícil comprender la vida, quizá la respuesta sea: porque no vives donde ella vive. Te has acostumbrado a la confusión, y no es agradable.

¿Qué puedes hacer? Aprender a vivir en el hoy. ¿Y qué es el hoy? Otra oportunidad que se te da para sentir plenamente lo que es estar vivo. Es asombroso. Y en eso consiste la vida.

Prem Rawat

10 noviembre 2007

Atrapa el viento


Me gustaría hablar de algo muy sencillo. Me gustaría hablar de lo que ya tienes, no de lo que no tienes. De algún modo, vivimos en una época y en una sociedad en las que es muy frecuente creer que debemos progresar. Tenemos que ser mejores. Hay seminarios, libros que leer y sitios a los que ir, todos ellos basados en la premisa de que tenemos que mejorar.

Había un señor que tenía una granja en Australia. Era muy pobre y tuvo que vender muchas cosas para poder mantenerse a flote. Llegó un momento en que no podía permitirse nada. Al final, decidió vender la granja misma. Las cosas se habían puesto tan mal que su familia tenía que alimentarse de lo que brindaba la naturaleza, porque no tenían dinero para comprar comida. Uno de los últimos días antes de vender la granja, por frustración o por lo que fuera, el hombre se puso a cavar. Y cuando empezó a hacerlo, encontró una mina de oro.

Esa mina de oro siempre había estado en aquel lugar. Nadie la puso allí el último día. Sintió el impulso de cavar y, cuando lo hizo, encontró algo que estaba más allá de su imaginación, algo que no podía comprender. Durante todo aquel tiempo que había vivido con su drama, con su anhelo, con sus plegarias para que las cosas mejorasen, todo lo que buscaba había estado allí mismo. Siempre.

Cavar era justo lo que no había hecho. Quizá había rezado y buscado y pedido ayuda a sus amigos. Probablemente se había pasado muchas noches en vela tumbado en la cama, esperando, deseando: "Por favor, haz que vengan tiempos mejores. Dame fuerza para continuar". Pero no sucedió nada. No aparecieron signos, ni mensajes en el cielo, nada. Las cosas simplemente siguieron su curso. Finalmente, llegó el día en el que iba a vender la granja, pero, al cavar un poco, todas sus plegarias y preguntas fueron respondidas en un instante.

No puedo evitar sentir que a cada uno de nosotros nos pasa exactamente lo mismo. Tenemos esta granja, que es la vida, y ha visto días buenos y días malos. Ha conocido épocas de prosperidad, de lluvia, de cosechas abundantes y también de sequía. Nosotros, los granjeros, hemos pasado muchas noches echados en la cama, deseando, esperando, pensando que volverán los días buenos, que de algún modo las cosas se pondrán bien otra vez.

Esta historia puede tomar la forma que quieras. El granjero puede estar ahí tendido, con la esperanza de que, de alguna manera, será mejor granjero (lo que hace mucha gente). Quieren mejorar. Pero lo único que de verdad hace falta es cavar dentro y encontrar la mina de oro. Curiosamente, tenemos la ambición de ser mejores, pero no estamos realmente capacitados para ello porque no conocemos nuestro propio ser.

Nos quedamos atrapados intentando visualizar en qué deberíamos mejorar, pero si no conocemos nuestro propio yo, ¿cómo podemos mejorarlo? Lo que hay que descubrir y comprender es que todo lo que estamos buscando está en nuestro interior.

Si alguna vez hemos deseado tener paz, hay una mina infinita de paz dentro de cada uno de nosotros. Si hemos deseado amor incondicional, en cada ser humano hay una fuente ilimitada. Si alguna vez quisiste tener alegría en tu vida, dentro de ti hay una alegría inconmensurable, más profunda que el océano. Dentro de cada ser humano hay una alegría infinita.

Ésa es la realidad. La paz y la alegría no son algo nuevo. Se ha hablado de ellas una y otra vez a lo largo de la historia. Este pequeño drama en el que nos encontramos atrapados no es nada nuevo. El sufrimiento del que intentas escapar, por muy grande o pequeño que sea, sigue siendo el mismo. Las generaciones cambian. Sé que dentro de cien años la gente jugará con aparatitos que ni siquiera puedo imaginar. Pero cuando no funcionen, la frustración será la misma que la de hoy.

Si bien aquello de lo que intentamos huir está dentro de nosotros, lo que intentamos alcanzar también lo está. Lo que no queremos está en nuestro interior, y lo que queremos también. Comprender el propio ser no es complicado. Significa que eres tú quien te comprende, no otra persona.

Escucha tranquilamente y oye. Oye lo que tu corazón está diciendo. No te va a pedir que vayas a la Luna, o que compres un coche nuevo. Lo que tu corazón te pedirá es paz. Te pedirá que te llenes de alegría. Te va a decir: "Haz eso que me traerá gratitud hoy". ¿Será hoy ese día? ¿Puede ser? ¿No debería ser hoy el día que he estado esperando toda mi vida?

Pensamos que podemos permitirnos lujos con eso que llamamos tiempo. No comprendemos el poco tiempo que tenemos hasta que se nos termina. Cuando aún nos queda, pensamos que tenemos todo el tiempo del mundo. Pero cuando se nos empieza a acabar, nos preguntamos: "¿Qué ha pasado?" No ha pasado nada nuevo. Eso le ha estado sucediendo a todo el mundo. Cuando nuestra sed es tan clara que ya no nos importan los lujos, la cosa se hace muy sencilla. Ni siquiera necesitamos saber el idioma para pedir agua.

Llega un momento en que la sed se hace tan patente que la necesidad de agua supera todas las barreras. Es clara. Es como hacer volar una cometa cuando no hay viento. Mientras corres con la cometa, se eleva, pero en cuanto dejas de correr, vuelve a bajar enseguida.

Mientras sople el viento, puedes hacer volar la cometa y lograr que baile. Cuando deja de soplar, no hay nada que puedas hacer. Tiene que haber viento. El viento es tu sed y tú eres la cometa. Si quieres volar, es preciso que haya viento. Atrapa el viento y ve. Mientras haya viento, vuela. Ése es tu lugar. Empaquetada en una caja no tienes buen aspecto. Lo tienes cuando vuelas. Así debe ser para todos.

Te digo esto porque es posible sentirse satisfecho en esta vida. Es posible comprender y tener paz.

Maharaji

03 noviembre 2007

Quien realmente eres

Tengo un cuento sencillo que me mandó un buen amigo mío.
También me dijo que éste es un cuento que su padre solía contarle a él.
Un día un granjero estaba caminando a través de la jungla, y se encontró con un cachorro de león. Un cachorro bebé que había estado perdido. Entonces él lo agarró, lo llevó a su casa y lo puso en el granero. Con sus ovejas. Y con el paso del tiempo, el cachorro creció más y más, jugando con las ovejas, y también pastoreando con las ovejas. Viviendo con las ovejas. Esto fue todo lo que él conocía.
Un día, mientras las ovejas estaban pastoreando, un león grande salió de la jungla. Y todas las ovejas se asustaron, empezaron a correr. Y este león también. El también se asustó y empezó a correr.
Y el león grande se detuvo, fue al lado del león chiquito, que ya no era tan chiquito, y dijo, “¿Por qué te asustas de mí?”
Él dijo: “¡Bueno, tú sabes, yo soy una pobre ovejita, y tú me comerás!”
El león grande dijo: “Tu no eres una oveja”
“Lo que usted diga. Pero no me comas. ¡Por favor!”
“No. Tú no eres una oveja. Sólo que no entiendes, no eres una oveja”
Entonces él dijo: “Ven conmigo.”
Llevó al leoncito, lo llevó a un charco y le dijo: “Mira.”
Y cuando este león miró el charco, quedó escandalizado “¡No soy como una oveja. Soy como usted!” El león grande dijo: “Así es. Lo eres. No eres como las ovejas. Tú eres como yo.” Y él dijo: “Para de imitar a las ovejas, y ruge así como debería hacer un león grande.”
Entonces el león grande rugió, y el chiquito rugió.
Y empezó a agradecer al león grande: “¡Te agradezco muchísimo!” Y el león dijo: “Solamente te mostré quién eres de verdad. Es lo único que hice. Yo no hice nada más. No tienes que agradecerme. Esto es lo que fuiste. Aún antes de que yo saliera de la jungla, esto es quien fuiste. Porque es lo que tú eres de verdad.”
Nosotros también nos perdemos; quiénes somos, lo que somos. Únicos sobre la faz de esta tierra. Similares, dos ojos, orejas, nariz, dientes, boca. Similares, pero no los mismos.
Si entras a un estacionamiento y tienes un Volkswagen negro, y justo al lado de tu Volkswagen hay un Volkswagen con el modelo idéntico y el mismo color. Tú dirás: “Bueno, yo tomaré cualquiera de las dos. Está bien.” No. Puede que luzcan idénticos. Pero uno es tuyo y el otro no lo es. Tu llave corresponderá a uno, pero no a otro. Y esto es lo que te hace tan increíblemente único.

Maharaji


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Etiquetas: Eventos – 12/06/06