05 mayo 2006

Diálogos con el pasajero acerca del Maestro y las Religiones

Pasajero: ¿Sabes qué sucede cuando no está presente el Maestro?

Anónimo: Ya me dijiste que se empezaba a crear la Religión.

Pasajero: Por supuesto. Pero, además de esto, el proselitismo es tan grande, que se priva al individuo de elegir libremente el camino a seguir. Cuando tienes uso de razón, te ves perteneciendo a una Religión en la que tú no has puesto el menor granito de arena para adherirte a ella. Al empezar a desembarazarte del trauma psicológico, te das cuenta de lo profundo que ha sido su imposición supliendo la ingenuidad y simpleza del niño con el miedo a lo desconocido.

Me estoy dando cuenta, ahora mismo y con una claridad meridiana, que las ideas tarde o temprano se derrumban. Todo aquello que no esté sostenido por una experiencia se desmorona. Si seguimos la fe por una idea, cuando se nos pone a prueba, automáticamente caemos. Es lo que le ocurrió a Pedro al negar a Jesús antes de que el gallo cantara. En su mente estaba claro, pero más tarde, cuando se presentó el momento práctico de probar su fe, negó a su Maestro tres veces... Una cosa es la idea que tengamos de Cristo, y otra muy distinta su experiencia directa. Es muy diferente la motivación de los Apóstoles, siguiendo al Maestro constantemente, de la que pudieran tener aquellas personas que escuchaban hablar de Él. La inspiración del Nazareno alentaba de una forma muy práctica las acciones de sus discípulos. Sin duda alguna, si estamos vivos, necesitamos al Maestro vivo; y aquí no cabe la Interpretación religiosa de que Cristo ‑su espíritu‑ está presente entre nosotros, sino que necesitamos al ser vivo que ande entre sus criaturas... El hombre, aunque es el animal más evolucionado, es el único que tropieza tres y más veces en la misma piedra. Para mi es evidente que necesitamos dirección, ya que entra dentro de la naturaleza de nuestra conciencia. Anhelamos saber, conocer y aprender el arte de vivir y ser felices; para ello, necesitamos al Maestro que nos enseñe esa materia. Cristo mostraba la fórmula, el método para estar dichoso en este mundo... la gente lo seguía porque reconocieron su poder y su veracidad; y aun así los próximos a El dudaron. Tuvo que obrar muchos milagros y portentos para que creyeran. Yo me pregunto: ¿si los que siempre estuvieron con El desconfiaban constantemente, qué puede esperarse de las personas que no sólo no lo ven, sino que siguen las interpretaciones de los que dudaban ... ? Por eso se hace necesario que esté vivo quien tenga que guiarnos espiritualmente ya que no se puede seguir una Religión de un ser que dejó su cuerpo hace dos mil años.

Anónimo: ¿entonces sucederá lo mismo con las demás Religiones?

Pasajero: Por supuesto. A cada individuo le inculcan la Religión del país donde nace. Si hubieras visto la luz en la India, posiblemente serías brahmanista, budista o seguidor de Krishna. Si por el contrario hubieras venido al mundo en la región musulmana, serías islamista y Mahoma tu profeta...

Verías el Cristianismo como nosotros consideramos ahora la Doctrina que se fundó cuando desapareció Confucio o Rama, etc.

Anónimo: ¡Es curioso lo que sucede con las Religiones! A veces me he preguntado, porqué si solamente existe un Dios, ¿cómo es que hay tantas Doctrinas?

Pasajero: Tu pregunta tiene más profundidad de lo que parece, no obstante intentaré explicártelo de la manera más gráfica posible para que puedas entenderlo. Por una parte, la palabra Dios, es un concepto para definir un ente. Por lo tanto, no importa que a la concepción de ese ser se le pueda llamar: Brahma, Tao, Jehová, Dios, Alá, etc...; todos se están refiriendo a la misma entidad o esencia última. Otros lo definen como: un Ser Todopoderoso, Omnipresente, Omnisciente, Omnisapiente, Perfecto, Puro, Divino, Absoluto... Por otra parte, la palabra Dios, suele crear ciertas connotaciones referidas a la imagen del Ser que nos proyectaban de pequeños: un anciano alto, con barbas blancas, y rodeado de ángeles; así es como lo plasmaron los renacentistas, y nos guste o no es la huella que tenemos impresa en nuestro cerebro. Por lo tanto, para mi se hace evidente la existencia de algo que no tiene principio ni fin, y a eso podemos llamarlo de la forma que más nos guste; que por supuesto, no tiene nada que ver con el anciano de barbas blancas...

Dejando atrás la exposición del vocablo de cuatro letras, he podido observar la evidencia de varias constantes en todas las Religiones: se hace patente la existencia del Poder Superior; el Intermediario, Maestro o Mensajero; la Experiencia o Reino que muestran prácticamente; y el hombre como receptáculo viviente de las maravillas divinas.

En la primera constante, ya hemos hablado de las diversas maneras de definir lo indefinible, por que cada Religión le pone el nombre que quiere.

En la segunda, está claro que existe un Embajador Divino, el Puente, el Mediador, el Maestro; y que por las Doctrinas que hemos enumerado serían: Rama, Hermes, Confucio, Krishna, Moisés, Zoroastro, Buda, Jesús, Ramakrishna, etc.

En la tercera todos coinciden en cantar las glorias de los tesoros escondidos en nuestro interior: “que el Reino de los Cielos está dentro de nosotros, o que en nuestro interior florece el más glorioso de los jardines, etc...". Y por último, los coetáneos que viven en la Tierra, cuando el Maestro está presente, son los afortunados en beneficiarse de su divina presencia y de sus sabias palabras, y de su Conocimiento. Por lo tanto, todos los Enviados hablan del mismo Dios y de la misma experiencia; pero en diversas épocas, a Sociedades en diversos grados de evolución. Y con una forma de expresión acorde a la mentalidad del momento.

Anónimo: ¿Los grandes Maestros que han pasado a través de la Historia, han comunicado el mismo mensaje y han mostrado la misma experiencia liberadora?

Pasajero: Efectivamente. Lo único que variaba era el modo en comunicarlo. Date cuenta que Cristo, cuando hablaba, empleaba parábolas y un lenguaje asequible a la mentalidad de aquellos pescadores y labradores. Usaba ejemplos que hicieran referencia a su trabajo o a las actividades propias de la sociedad de aquel tiempo. Sin embargo, Buda, impartía su doctrina, recomendando que llevasen una vida de renuncia a los placeres mundanos, para que a través de la meditación o concentración en las cuatro nobles verdades se pudiera alcanzar el Nirvana o sosiego del alma; de esta forma se lograría el fin supremo que era la iluminación. Krishna, por su parte, reveló el Conocimiento de todos los Conocimientos a su discípulo y guerrero Arjuna, en medio de una batalla...

Anónimo: Después de todo lo que has expuesto sobre las Religiones y los Maestros que han venido a comunicarnos el mensaje de salvación, se me hace ineludible el preguntarte: ¿puede existir la posibilidad de que actualmente naciera alguien que tuviera el poder de mostrar la misma experiencia que hicieran sus predecesores?

Pasajero: Tengo la esperanza de que un día no muy lejano mi corazón reconocerá a ese Ser, caminando entre las masas. Será el día más glorioso de mi existencia, porque al fin podré reposar mi cabeza a sus santos pies. Mí alma enloquecida corre sin cesar de un lugar a otro, buscando el momento de postrarse ante su divina presencia. Siento que hasta que no llegue ese instante, iré errante por este mundo como un barco a la deriva. Grito desde lo más profundo de mi corazón, para que no se demore demasiado; y no sólo yo, sino que todo este Universo lo reconocerá y se inclinará ante Él. No descansaré hasta que no llegue ese día, ¡tenlo por seguro!

Anónimo: ¿Crees que la sociedad actual está preparada para recibir a un ser tan puro como los Maestros que has citado?

Pasajero: Ese es su privilegio, su carisma, su función: mostrarse a la Humanidad cuando la sociedad va en declive. Cuando reina la injusticia, para poner justicia. Cuando el hombre está preso en sus conceptos, para romper las cadenas que le oprimen el corazón. Cuando estamos muertos en vida, para revivirnos. Cuando reina el odio, para traer amor. Cuando hay sed, para saciarnos. Cuando hay guerras, para establecer la paz. Cuando sentimos tristeza, para darnos alegría. Cuando nos ahogamos en nuestras propias ideas, para rescatarnos, etc. Esa es su condición. Ya sé que no nos merecemos un ser tan bondadoso, pero su naturaleza es suplir con amor y dicha, la negatividad del ser humano. Igual que la cualidad del Sol es darnos su luz desinteresadamente la cualidad de ese Ser es inundarnos de su amor con generosidad. No podemos evitar su manifestación en la Tierra. Del mismo modo que después de la tempestad viene la calma; igual que después de la guerra viene la paz; así pues, cuando la impotencia se apodera de los gobernantes para regir los destinos de la Humanidad, este Ser sale a la luz para ayudar a sus criaturas indefensas de sus propios errores.

Anónimo: Escuchaba atentamente. No quería interrumpir al pasajero, que parecía estar sumido en un estado donde manifestaba sabiduría y esperanza para este mundo en decadencia. Sentía respeto, admiración y agradecimiento hacia su amigo, porque le había devuelto cierta confianza en él mismo y en el destino de esta sociedad materialista y sin propósito. No sabía como complacerle por el mero hecho de haber levantado el telón de la ignorancia que caía sobre sus ojos. En su corazón asentía que las declaraciones de su amigo en el aspecto religioso eran ciertas. Jamás había escuchado con tanta convicción algo que hiciera referencia a la concatenación entre los Maestros Perfectos.

Pasajero: Guardó unos minutos de silencio mientras reflexionaba profundamente sobre el contenido de las palabras que habían salido por su boca. Clavó su mirada en el horizonte y se dejó invadir por un sentimiento de armonía. Experimentaba cómo su corazón se estaba rompiendo en mil pedazos, y cada partícula se extendía por su cuerpo, inundándole de dicha; cerró los ojos y se dejó llevar por ese sentimiento.

Anónimo miraba a su amigo con asombro. No quería moverse de la posición que estaba, por no romper el denso silencio que se apoderó del instante. Este contemplaba las olas acercándose a la orilla; parecía que el tiempo había detenido sus manecillas, mientras eran cómplices del apacible momento.

Transcurrieron unos instantes de calma absoluta. Daba la impresión de que la brisa marina desbordaba sus corazones del conocimiento profundo y velado para tantos hombres. Se miraron fijamente y sus rostros reflejaban serenidad. Ningún pensamiento deambulaba por sus cerebros. Experimentaban quietud interior.

Anónimo, comenzaba a descubrir un mundo de sensaciones inéditas y reveladoras para él. Nadie había sido capaz de barrenar las murallas de su corazón como lo hiciera su amigo. Tenía la impresión de que un volcán dentro de él despertaba de su letargo milenario y fluían ríos de lágrimas de esperanzas y comprensión.

Se tomaron un descanso en la conversación para darse un baño. Ambos se adentraron en el mar dispuestos a nadar un poco. Pasajero disfrutaba al máximo del día de relax que se había tomado. Por un lado desarrollaba su deporte favorito, y por el otro profundizaba en los temas capitales para él.

Anónimo: Antes has comentado algo referente al reconocimiento del Maestro verdadero. ¿Es que se va a intentar usurpar la supremacía de la Perfección encarnada?

Pasajero: Por supuesto que sí. Ya está reflejado en las Escrituras, prediciendo que se levantarán falsos Profetas, y que cada uno de ellos dirá que es el genuino. Amigo mío: estamos viviendo el período de máximo esplendor de la Humanidad, donde los logros alcanzados son increíbles. El hombre ha conquistado el espacio. La ciencia ha evolucionado a pasos agigantados: niños probetas nacen en los laboratorios; podemos programar el nacimiento de criaturas superdotadas. La Física nuclear ha crecido inconmensurablemente. Las Comunicaciones han visto superadas sus expectativas... Paralelamente las calamidades a las que nos vemos sometidos son realmente funestas; la riqueza del mundo está desproporcionada; ecológicamente estamos destrozando el planeta; nos amenaza una conflagración nuclear a escala mundial; no existen alternativas políticas para la mejora de la Sociedad; el paro, la inflación y la crisis económica están alcanzando cotas peligrosas; el terrorismo, la mafia y otros grupos están sembrando el pánico entre los ciudadanos... En fin, creo que podría seguir enumerando logros, estragos y toda serie de metas a las que el hombre ha llegado en aras de un mejor bienestar social de la raza humana. Pero ya me dirás lo que ha conseguido la ambición del hombre por el poder.

Actualmente estamos viviendo una época brillante, pero también es el tiempo de máxima oscuridad. En esta etapa de la Historia que nos toca vivir, algunos seres motivados por el afán de poder, intentarán establecer salidas prácticas a la crisis mundial. Por supuesto, aquí es donde entra la parte religiosa que nos atañe en estos momentos. Falsos líderes espirituales se levantarán como portavoces de soluciones al desastre, protagonizando arengas doctrinales repletas de fanatismo... Por eso, no me extraña que las motivaciones por miedo a lo desconocido, y al juicio final del que hablan las Escrituras, puedan ser los estandartes de los falsos Profetas en pro de la salvación de las almas descarriadas. Así pues, asumirán unas competencias que no les incumben, ya que el verdadero Maestro, es en definitiva, el que nos puede socorrer ante la desgracia mundial...

Pasajero: Para mi es la mejor era, porque podremos ser testigos de cómo se implantará la Justicia, el orden y la paz, en una sociedad donde parece que lo único que reina es la negatividad y las pasiones más denigrantes del hombre. Esta Edad de máxima oscuridad, es a la vez la que precede a la Edad de Oro. Por lo tanto, debemos vivir con la esperanza de que un día no muy lejano se manifieste un Ser para que establezca su reinado para siempre en este planeta. Entonces el hombre ocupara su lugar privilegiado en la Tierra y podrá llevar a la práctica el propósito para el que ha sido creado: vivir en paz y felicidad, realizando el fin supremo que reside dentro de nosotros.

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