El siguiente extracto pertenece a la conferencia que Prem Rawat ofreció en el evento conmemorativo del 60º Aniversario de las Naciones Unidas, ante un distinguido público formado por diplomáticos y representantes del gobierno.
Distinguidos invitados, es un placer para mí hablarles esta tarde de un tema tan profundo como es el de la paz. Quizá se trate sólo de una perspectiva más, pero es una perspectiva que nace del corazón.
La paz es un sentimiento, un sentimiento en el que no hay dualidad, alejado de toda duda, el sentimiento de mi propio ser. Es comenzar a vivir contando con lo que tengo, no con lo que me falta. Todavía no hemos inventado ninguna regla, ninguna escala para medir lo que ya tenemos. Nos hemos empleado a fondo en calcular lo que nos falta. Todos lo hacemos. Pero si reflexionamos un poco, ¿qué es lo que ya tenemos?
¿Cómo son los seres humanos? Aunque lo expresen en idiomas diferentes, ¿qué es lo que quieren todos? Lo sorprendente es que a pesar de nuestras diferencias, hay un deseo que todos compartimos. Hemos aprendido a ver lo que nos diferencia. Algunos incluso sostienen que la diferencia es buena, y estoy de acuerdo. Pero en medio de todas las diferencias, fíjate en el parecido, fíjate en el anhelo de paz que tiene cada persona.
El anhelo de paz trasciende todas las barreras. Quienes están encarcelados desean la paz, quienes no tienen comida desean la paz, quienes viven en enormes mansiones desean la paz. La paz no sabe de edades. El anhelo, la necesidad, no saben de edades, ni de niveles culturales, ni de estratos sociales. Una necesidad es una necesidad, y punto.
La buena noticia es que para tener paz sólo se requiere un pequeño esfuerzo y no hay que gastar dinero. ¿Por qué? Porque la paz mora en el corazón de cada ser humano vivo. No es necesario importarla. No hay que darle a la gente ningún cursillo, basta con que se le dé la oportunidad de buscar la paz dentro de sí, de mirar en su interior y descubrir la fuente que la hace posible.
Tenemos una oportunidad extraordinaria, increíble, fantástica de empezar a dar los pasos fundamentales para reconocer la necesidad de paz que tiene cada persona. Y entonces, creo que por primera vez, empezaremos a percibir un cambio.
¿Cuál será el resultado? ¿Dejará de haber guerras? No lo sé. Pero estoy hablando de una paz que se puede experimentar incluso en medio de la guerra. ¿Cómo sería el mundo si cada ser humano estuviera en paz? No sé cómo sería el mundo, pero sé que sería un placer mirar al ser humano, porque a los seres humanos la paz les sienta de maravilla. Están espléndidos cuando la paz centellea en sus ojos. Y eso es posible.
Maharaji
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