P: Se suele calificar o definir de alguna manera a las personas que ocupan una posición como la suya. ¿Cómo se describiría usted a sí mismo?
PR: Yo soy yo, un ser humano. Se han dicho muchas cosas de mí. Muchas de las cuales han surgido de las propias emociones de la gente, buenas o malas. Me siento orgulloso de ser humano y muy feliz de tener esta vida, de poder sentir alegría y dolor como todos los demás. Estoy contento de ser quien soy. A muchos les encantaría ponerme etiquetas, pero yo soy simplemente yo.
P: ¿Qué le motiva a hacer esto? ¿Por qué está usted difundiendo este mensaje?
PR: Se me ha otorgado un regalo, un don que he tenido desde que era muy joven. Ya entonces solía hablar a la gente antes de que mi padre saliera a dar sus charlas. En otras ocasiones, mi padre me pedía que hablara y cuando me veía hacerlo se ponía muy, muy feliz. Este regalo ha existido desde hace mucho tiempo.
P: ¿Qué le cualifica a usted para ser el portador de este mensaje?
PR: ¿Qué me cualifica? El corazón. La gente que me escucha. Ellos son quienes deciden. Si soy capaz de transmitirles esto, entonces es que estoy cualificado para ello.
P: ¿Qué solución, ayuda o esperanza, trae usted?
PR: No hace falta estar en apuros para necesitar esperanza. Incluso en un día perfectamente hermoso, soleado y despejado, cuando todo está funcionando a las mil maravillas, no nos sobra la esperanza. El hecho de que podamos estar satisfechos en nuestro interior es el mensaje más esperanzador que existe.
El que sea posible encontrar lo que el corazón ha buscado durante tanto tiempo, es un mensaje muy esperanzador. Ése es el mensaje que traigo, y brinda esperanza a la gente. Eso es lo importante para todos nosotros: esa esperanza, esa idea de la satisfacción interior, poder tener el Conocimiento en nuestra vida.
P: ¿Cuál es su función en este proceso?
PR: Estoy aquí para ayudar a la gente en lo que pueda. Transmito un mensaje que todos pueden escuchar o leer, enseño estas técnicas y estoy aquí para ofrecer inspiración y orientación.
P: Es una tendencia muy humana confundir el mensaje con el mensajero. En el caso del Conocimiento, ¿cuál es la diferencia entre el mensaje y el mensajero?
PR: Siempre he utilizado la siguiente analogía. Alguien señala con el dedo a la Luna y dice: “Mira qué hermosa está”. Pero todos dirigen la mirada hacia el dedo y se olvidan de la Luna.
Sigue la dirección del dedo. Mira al lugar que está señalando, fíjate en la Luna y aprecia su belleza. Cuando el mensajero se da más importancia a sí mismo que al mensaje, deja de ser mensajero. El mensajero es algo maravilloso, pero el mensaje es muchísimo más importante que él o ella. El mensaje hace que el mensajero sea mensajero, y no al revés.
P: Los filósofos, desde Sócrates hasta Schopenhauer, han dicho: “Busca en tu interior”. ¿Se considera usted un filósofo?
PR: Me gustaría ser algo mucho más práctico. No estoy diciendo simplemente: “Creo que lo que buscamos está dentro de nosotros. Creo que lo encontraremos dentro”. Lo que digo es que puedo ponerte en contacto con una belleza y una realidad muy sencillas que residen dentro de ti. Tengo los medios para hacerlo.
P: Muchos ofrecen mensajes de esperanza e inspiración. ¿En qué se diferencia lo que ofrece usted?
PR: No se trata sólo del mensaje, sino de una vivencia real. A través del Conocimiento, uno se puede poner en contacto con ese lugar interior. No me basta con decir “todo es maravilloso”. Enseño una forma de poder apreciar cada aliento. No me basta con hablar de la sed. Hablo de una forma de satisfacer esa sed, una vez que ha sido descubierta. Y también ofrezco el agua si estás suficientemente sediento. Lo que doy a la gente es el Conocimiento. Esa es la gran diferencia entre mi mensaje y otros. No son sólo palabras, sino algo más. Hay una vivencia por experimentar, algo que se puede sentir dentro. Y también ofrezco eso.
P: ¿Puede usted describir esta vivencia de tal modo que alguien que no la haya sentido la pueda entender?
PR: Es igual que saciar la sed. Lo único que puedes decir es: “¡Ahhhh, qué maravilla, qué increíble!”. Pero es algo que debes sentir por ti mismo. Es un sentimiento. Podría decir que es como hacer realidad el sueño de mil noches. Pero eso no significa nada porque, si no lo has sentido, no sabrás de qué estoy hablando.
El Conocimiento de uno mismo te permite ir adentro y sentir tu refugio, tu belleza interior, escuchar el silencio de cada aliento, estar en el lugar más silencioso, sentir el pulso de la vida a través de ti donde se aúnan la quietud y el ruido, donde nace la alegría. Y entonces aparece una sonrisa porque algo se ha colmado, porque la sed se ha saciado.
P: Eso suena parecido a lo que promete la meditación. ¿Es el Conocimiento como la meditación?
PR: Yo soy yo, un ser humano. Se han dicho muchas cosas de mí. Muchas de las cuales han surgido de las propias emociones de la gente, buenas o malas. Me siento orgulloso de ser humano y muy feliz de tener esta vida, de poder sentir alegría y dolor como todos los demás. Estoy contento de ser quien soy. A muchos les encantaría ponerme etiquetas, pero yo soy simplemente yo.
P: ¿Qué le motiva a hacer esto? ¿Por qué está usted difundiendo este mensaje?
PR: Se me ha otorgado un regalo, un don que he tenido desde que era muy joven. Ya entonces solía hablar a la gente antes de que mi padre saliera a dar sus charlas. En otras ocasiones, mi padre me pedía que hablara y cuando me veía hacerlo se ponía muy, muy feliz. Este regalo ha existido desde hace mucho tiempo.
P: ¿Qué le cualifica a usted para ser el portador de este mensaje?
PR: ¿Qué me cualifica? El corazón. La gente que me escucha. Ellos son quienes deciden. Si soy capaz de transmitirles esto, entonces es que estoy cualificado para ello.
P: ¿Qué solución, ayuda o esperanza, trae usted?
PR: No hace falta estar en apuros para necesitar esperanza. Incluso en un día perfectamente hermoso, soleado y despejado, cuando todo está funcionando a las mil maravillas, no nos sobra la esperanza. El hecho de que podamos estar satisfechos en nuestro interior es el mensaje más esperanzador que existe.
El que sea posible encontrar lo que el corazón ha buscado durante tanto tiempo, es un mensaje muy esperanzador. Ése es el mensaje que traigo, y brinda esperanza a la gente. Eso es lo importante para todos nosotros: esa esperanza, esa idea de la satisfacción interior, poder tener el Conocimiento en nuestra vida.
P: ¿Cuál es su función en este proceso?
PR: Estoy aquí para ayudar a la gente en lo que pueda. Transmito un mensaje que todos pueden escuchar o leer, enseño estas técnicas y estoy aquí para ofrecer inspiración y orientación.
P: Es una tendencia muy humana confundir el mensaje con el mensajero. En el caso del Conocimiento, ¿cuál es la diferencia entre el mensaje y el mensajero?
PR: Siempre he utilizado la siguiente analogía. Alguien señala con el dedo a la Luna y dice: “Mira qué hermosa está”. Pero todos dirigen la mirada hacia el dedo y se olvidan de la Luna.
Sigue la dirección del dedo. Mira al lugar que está señalando, fíjate en la Luna y aprecia su belleza. Cuando el mensajero se da más importancia a sí mismo que al mensaje, deja de ser mensajero. El mensajero es algo maravilloso, pero el mensaje es muchísimo más importante que él o ella. El mensaje hace que el mensajero sea mensajero, y no al revés.
P: Los filósofos, desde Sócrates hasta Schopenhauer, han dicho: “Busca en tu interior”. ¿Se considera usted un filósofo?
PR: Me gustaría ser algo mucho más práctico. No estoy diciendo simplemente: “Creo que lo que buscamos está dentro de nosotros. Creo que lo encontraremos dentro”. Lo que digo es que puedo ponerte en contacto con una belleza y una realidad muy sencillas que residen dentro de ti. Tengo los medios para hacerlo.
P: Muchos ofrecen mensajes de esperanza e inspiración. ¿En qué se diferencia lo que ofrece usted?
PR: No se trata sólo del mensaje, sino de una vivencia real. A través del Conocimiento, uno se puede poner en contacto con ese lugar interior. No me basta con decir “todo es maravilloso”. Enseño una forma de poder apreciar cada aliento. No me basta con hablar de la sed. Hablo de una forma de satisfacer esa sed, una vez que ha sido descubierta. Y también ofrezco el agua si estás suficientemente sediento. Lo que doy a la gente es el Conocimiento. Esa es la gran diferencia entre mi mensaje y otros. No son sólo palabras, sino algo más. Hay una vivencia por experimentar, algo que se puede sentir dentro. Y también ofrezco eso.
P: ¿Puede usted describir esta vivencia de tal modo que alguien que no la haya sentido la pueda entender?
PR: Es igual que saciar la sed. Lo único que puedes decir es: “¡Ahhhh, qué maravilla, qué increíble!”. Pero es algo que debes sentir por ti mismo. Es un sentimiento. Podría decir que es como hacer realidad el sueño de mil noches. Pero eso no significa nada porque, si no lo has sentido, no sabrás de qué estoy hablando.
El Conocimiento de uno mismo te permite ir adentro y sentir tu refugio, tu belleza interior, escuchar el silencio de cada aliento, estar en el lugar más silencioso, sentir el pulso de la vida a través de ti donde se aúnan la quietud y el ruido, donde nace la alegría. Y entonces aparece una sonrisa porque algo se ha colmado, porque la sed se ha saciado.
P: Eso suena parecido a lo que promete la meditación. ¿Es el Conocimiento como la meditación?
P: ¿Por qué alguien desearía tener el Conocimiento?
PR: En cada persona existe una sed. El que la hayamos descubierto o no es otra cuestión. Pero hay una sed. Y esa sed es, de hecho, lo que lleva a la gente a buscar el Conocimiento de uno mismo.
P: ¿Puede describir lo que usted denomina sed? Es uno de esos conceptos escurridizos que pueden resultar difíciles de entender para algunos.
P: ¿Qué tipo de persona es la más receptiva a su mensaje?
PR: La que es verdaderamente libre, libre de pensamiento. A los que están encasillados en conceptos e ideas sobre cómo deben ser las cosas y cómo funciona todo, les resulta mucho más difícil entender lo que digo. Quienes tienen miedo de escuchar a otros no podrán entender mi mensaje, pero a los que se sienten libres y cómodos consigo mismos les resulta fácil venir a escucharme.
P: ¿Cuál es la mejor manera de prepararse para recibir el Conocimiento?
P: ¿El Conocimiento exige un esfuerzo?
PR: Efectivamente. Se necesita un esfuerzo para decir “sí, asumo la responsabilidad de este aliento, asumo la responsabilidad de disfrutar de cada uno de mis alientos”. A veces, ese esfuerzo es más difícil que escalar el Everest, llegar al abismo más profundo del océano o al lugar más distante del espacio sideral. Es un desafío. Y es maravilloso.
P: Sé que cada cual es diferente; pero, ¿cuánto tiempo suele durar la preparación para recibir el Conocimiento?
PR: Cada cual tiene su propio camino. Como una fruta, tú madurarás a tu debido tiempo. Como la semilla, germinarás a tu debido tiempo. Se trata de ti. Es tu camino. Algunos lo han reconocido de inmediato: “Esto es lo que yo buscaba”. Y también sé de alguien que vino hace mucho tiempo a escucharme, pero no le entusiasmó demasiado y siguió su camino. Hasta que, hace poco, vio en un canal de televisión por cable uno de mis vídeos y se dijo: “Conozco a este hombre”. Escuchó nuevamente mi mensaje y esta vez se interesó por él. Todos tienen su propio camino. Yo no obligo a nadie. Prefiero que cada uno avance a su propio ritmo y disfrute el proceso de descubrir.
P: ¿Qué recomienda a los que no están muy seguros? ¿Qué les aconsejaría?
P: Cuando alguien dice: “Estoy listo para recibir el Conocimiento”, ¿cómo sabe que esa persona está verdaderamente preparada?
PR: Nadie puede saber si alguien está verdaderamente preparado. Yo tengo que confiar en ellos. Muchos me dicen: “Dámelo ya”. Y yo les respondo: “No. Piénsatelo. No te lances. Siente la sed y vive con ella un tiempo. Date cuenta de lo que es. Cuando sientas de corazón --no por curiosidad sino de corazón-- que la sed es muy real, entonces pide este regalo”. En ese momento, no me queda más remedio que confiar en esa persona. Ellos tienen que confiar en mí y yo tengo que confiar en ellos. Por mi parte, espero de verdad que esa persona aproveche plenamente este regalo y lo practique, que aprecie su vida, que aprecie cada aliento. Espero que dejen que se desarrolle al máximo el potencial que conlleva estar vivo. Se trata de disfrutar. Eso es lo que espero que hagan y confío en que lo harán. Se basa en la confianza.
P: ¿Existe algún tipo de autoevaluación que deba uno hacerse para comprender mejor la dimensión de su propia sed?
PR: Basta con que uno sea sincero y la respuesta aparecerá. La vida requiere sinceridad. El Conocimiento requiere sinceridad. La alegría requiere sinceridad.
P: ¿Se necesita disponer de cierto tiempo de calma para recibir el Conocimiento?
P: ¿Qué se siente al aprender estas técnicas del Conocimiento de uno mismo?
PR: Sinceramente espero que sea maravilloso, que sea una experiencia agradable. Son técnicas muy sencillas. No hace falta ser un atleta para practicarlas, ni mucho menos. Son técnicas muy, muy sencillas. Y cuanto más se utilizan, más se disfrutan.
P: ¿Qué hace una persona después de haber recibido las técnicas?
PR: Puede practicarlas, disfrutar, crecer en esta vida, mantenerse en contacto, y aprovechar plenamente lo que se le ofrece.
P: ¿Si uno no practica las técnicas todos los días, empieza a perder la experiencia? ¿Es una habilidad que debe afinarse de forma constante?
PR: El día que no bebes agua, te quedas con sed. Cuanto más practicas, más puedes estar en contacto contigo mismo. Se trata de disfrutar de un lugar que hay dentro de ti. Lo llevas contigo dondequiera que vas. La práctica de las técnicas supone un tiempo para disfrutar, para ir a tu interior y sentir esa tranquilidad, esa belleza.
P: Usted ha tenido este Conocimiento durante mucho tiempo. ¿Cómo es la experiencia de disfrutar al máximo del Conocimiento?
PR: En realidad, no puedo responder a esa pregunta porque no he alcanzado todo su potencial. Cada día que estoy vivo, se abre una nueva puerta y se presenta un nuevo potencial. Es verdaderamente infinito. No he llegado a la cima, gracias a Dios.
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