Muchos de nosotros creemos que somos felices, y no porque sintamos una verdadera felicidad, sino porque cumplimos con lo que se supone que es la receta para ser felices. Decimos: "Si tengo esto o aquello, tengo que ser feliz".
¿Esa felicidad emana de tu interior, de la parte de ti que siempre ha anhelado ese sentimiento? ¿O es que miras tu imagen y lo que la rodea y dices: "Creo que soy muy feliz"? Si esa felicidad depende de los elementos externos, llegará un día en el que te despertarás sobresaltado porque todos esos elementos habrán cambiado.
Esa es su naturaleza.
Cuando el sentimiento de felicidad se asienta en los pilares de tu interior, entonces, pase lo que pase, incluso en medio de la peor de las tormentas, podemos estar satisfechos.