Todos juzgamos nuestro día, nuestro año y, naturalmente, nuestra vida, según lo que hemos logrado. A la pregunta “¿Ha sido hoy un buen día?”, contestaremos: “Conseguí esto, fui allí. He hecho esto, o lo otro, y sí, ha sido un buen día” o “No. He tenido problemas. Se me pinchó una rueda, el auto se averió, sucedió este problema, o este otro. Así que, no, no ha sido un buen día”.
¿Qué es lo realmente importante? ¿Es de verdad la rotura del auto lo que puede estropearnos el día? Estoy de acuerdo en que eso es una incomodidad. Pasan cosas en nuestras vidas y decimos: “¡Estoy acabado! ¡Estoy destrozado!”.
Quiero señalar que en vuestra vida está pasando algo que es más importante que la suma de todos vuestros logros y vuestros fracasos. ¿De qué se trata? Muy simple. Es el ir y venir de cada respiración.
Ése es el mayor milagro que jamás podrás presenciar. Nunca habrá en tu vida un milagro mayor que el ir y venir de cada respiración. No te abandona en los momentos difíciles. Y es algo que nunca juzga. Cada respiración trae consigo la posibilidad de sentirse satisfecho. Cada aliento trae consigo la posibilidad de sentirse en paz.
Sé que todos tienen su propia idea de lo que es la paz. Cuando las personas oyen la palabra paz, piensan en la paz mundial, en que no haya más guerras. Contémplalo desde otro ángulo y entonces verás la verdadera paz. La paz es algo que se manifiesta en el interior de los seres humanos.
Os lo voy a explicar. He recibido correos electrónicos de personas del Líbano y de Israel que han sentido esa paz en su interior. ¿Y qué creéis que decían sus mensajes? “Gracias. Gracias por lo que nos has mostrado en nuestras vidas”. Les estaban bombardeando, pero incluso en medio de la guerra, tenían ese agradecimiento por la paz que sienten en su interior.
Eso de lo que hablo no son sólo palabras. No tengo nada nuevo que contar. Todo lo que digo, ya lo sabes. Tu corazón, tu ser, tu propio ser, te lo ha estado diciendo una y otra y otra vez: “Vive en paz. Siéntete satisfecho”.
Estar satisfecho. Sentirse en paz. Comprender. Disfrutar de esta vida. No juzgues este viaje por los fracasos ni por los éxitos; considéralo como el más valioso de los regalos. Eso es lo que es: el regalo más valioso que se podría dar a un ser humano. Y aquí está, lo tienes. Es la suma realizada de todos los deseos. Es todo lo que siempre has querido y siempre querrás.
Ese lugar dentro de ti es donde no hay dudas ni preguntas, donde hay claridad y comprensión, donde hay una celebración de la vida y tú eres bienvenido. Se te invita a formar parte de la celebración de la existencia. Eres el único que puede ir ahí. Nadie más puede hacerlo; sólo tú. Está hecho para ti.
Todos nosotros podemos experimentar esa paz en nuestras vidas cada día; no mediante palabras, conceptos o ideas, sino de forma real. La paz de la que hablo es la que algunos han sentido incluso en medio de una lluvia de proyectiles.
No se trata de una religión, sigue la religión que quieras; se trata de encontrar ese lugar dentro de ti del que aún no has disfrutado. No estoy aquí para ofrecerte fórmulas. Yo puedo ponerte en contacto con la paz que hay en tu interior. Por muy imposible que parezca, está sucediendo justo ahora. En algún lugar del mundo, alguien se está poniendo en contacto con esa belleza que lleva dentro. Y no es de extrañar que cuando una persona siente la belleza interior lo primero que diga sea: “Gracias. Gracias por dejarme sentir paz dentro de mí”.
Maharaji
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