Cuando viajo y hablo con la gente, mi mensaje trata sobre lo real que es la paz y sobre la posibilidad de sentirla en esta vida cada día. Pero, ¿dónde empieza todo esto? Os voy a contar una pequeña historia que podría ponerlo en perspectiva.
Un día un turista llegó a un pueblo remoto en el que sus habitantes eran gente muy sencilla. A la mañana siguiente colgó su espejo en la pared para afeitarse, pero se le olvidó descolgarlo. Más tarde, un anciano del pueblo, de pelo gris, ojos brillantes, y una hermosa y luminosa cara, se encontró con el espejo en la pared. Nunca antes se había visto a sí mismo, así que cuando vio su reflejo en el espejo se quedó asombrado y pensó: “Hoy he visto la cara de Dios”. Y se fue completamente feliz.
Después llegó una hermosa joven. Cuando se vio a sí misma en el espejo, se quedó estupefacta. “¡He visto a la mujer más hermosa de la Tierra, y cuando crezca ese es el aspecto que quiero tener!”. Más tarde, se aproximó un hombre que había perdido a su padre. Cuando se miró en el espejo, dijo: “¡Dios mío, acabo de volver a ver a mi padre!” Y se fue con el espejo.
Ahora, las tres personas que se habían visto reflejadas en el espejo empezaron a estar muy alteradas y comenzaron a discutir. Al poco tiempo, estallaron las peleas por todo el pueblo. Pronto todo el mundo se sintió desgraciado porque cuando se miraban en el espejo veían algo que les gustaba, y todos querían quedarse con el espejo.
Al final, un hombre sabio pasó por allí y preguntó: “¿Por qué os peleáis?” Uno dijo que el espejo le había mostrado a Dios, otro que le había mostrado a su padre, y los demás le contaron lo que habían visto. Entonces, el hombre pidió que le mostraran ese objeto mágico, y cuando lo vio, sonrió: “¿Sabéis lo que es? Es un espejo”.
Llamó al anciano y le dijo: “No viste la cara de Dios, te viste a ti mismo”. Después llamó a la chica y le dijo: “Tú tampoco viste a la mujer más hermosa, sino a ti misma”. Llamó al hombre joven y le dijo: “Pensabas que habías visto a tu padre porque ahora te pareces a él. Pero eras tú”. Les fue llamando, uno a uno, y les dijo a todos: “Mirad, lo que veis en este espejo, lo que os gusta en él, no es el espejo. ¡Sois vosotros!”.
¿Cómo se relaciona esta historia con la paz? La paz comienza con nosotros. Intenta comprender de donde vino la idea de la paz. ¿Fue acaso la invención de alguien? ¿Hubo una persona muy inteligente que mientras caminaba por las altas montañas de algún lugar dijo: “La paz. Qué buena idea. Vivamos en paz”. No.
Desde que existen lo seres humanos ha habido un deseo de paz. La necesidad de la paz nace del interior. La paz es el deseo del corazón. Es tan simple como el ir y venir de la respiración. La película de la vida comienza con el primer aliento. Y todos sabemos cómo termina la película.
Nos sentimos fascinados por la parte intermedia, y esto es para lo que vivimos: “¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿Qué es lo que he conseguido?” Todo eso está bien, pero nunca jamás te olvides de la importancia que tiene dónde comenzó y dónde acaba.
Un día un turista llegó a un pueblo remoto en el que sus habitantes eran gente muy sencilla. A la mañana siguiente colgó su espejo en la pared para afeitarse, pero se le olvidó descolgarlo. Más tarde, un anciano del pueblo, de pelo gris, ojos brillantes, y una hermosa y luminosa cara, se encontró con el espejo en la pared. Nunca antes se había visto a sí mismo, así que cuando vio su reflejo en el espejo se quedó asombrado y pensó: “Hoy he visto la cara de Dios”. Y se fue completamente feliz.
Después llegó una hermosa joven. Cuando se vio a sí misma en el espejo, se quedó estupefacta. “¡He visto a la mujer más hermosa de la Tierra, y cuando crezca ese es el aspecto que quiero tener!”. Más tarde, se aproximó un hombre que había perdido a su padre. Cuando se miró en el espejo, dijo: “¡Dios mío, acabo de volver a ver a mi padre!” Y se fue con el espejo.
Ahora, las tres personas que se habían visto reflejadas en el espejo empezaron a estar muy alteradas y comenzaron a discutir. Al poco tiempo, estallaron las peleas por todo el pueblo. Pronto todo el mundo se sintió desgraciado porque cuando se miraban en el espejo veían algo que les gustaba, y todos querían quedarse con el espejo.
Al final, un hombre sabio pasó por allí y preguntó: “¿Por qué os peleáis?” Uno dijo que el espejo le había mostrado a Dios, otro que le había mostrado a su padre, y los demás le contaron lo que habían visto. Entonces, el hombre pidió que le mostraran ese objeto mágico, y cuando lo vio, sonrió: “¿Sabéis lo que es? Es un espejo”.
Llamó al anciano y le dijo: “No viste la cara de Dios, te viste a ti mismo”. Después llamó a la chica y le dijo: “Tú tampoco viste a la mujer más hermosa, sino a ti misma”. Llamó al hombre joven y le dijo: “Pensabas que habías visto a tu padre porque ahora te pareces a él. Pero eras tú”. Les fue llamando, uno a uno, y les dijo a todos: “Mirad, lo que veis en este espejo, lo que os gusta en él, no es el espejo. ¡Sois vosotros!”.
¿Cómo se relaciona esta historia con la paz? La paz comienza con nosotros. Intenta comprender de donde vino la idea de la paz. ¿Fue acaso la invención de alguien? ¿Hubo una persona muy inteligente que mientras caminaba por las altas montañas de algún lugar dijo: “La paz. Qué buena idea. Vivamos en paz”. No.
Desde que existen lo seres humanos ha habido un deseo de paz. La necesidad de la paz nace del interior. La paz es el deseo del corazón. Es tan simple como el ir y venir de la respiración. La película de la vida comienza con el primer aliento. Y todos sabemos cómo termina la película.
Nos sentimos fascinados por la parte intermedia, y esto es para lo que vivimos: “¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿Qué es lo que he conseguido?” Todo eso está bien, pero nunca jamás te olvides de la importancia que tiene dónde comenzó y dónde acaba.
Dentro de ti se encuentra la posibilidad de la paz. La paz no pertenece a ninguna nación, sociedad o religión.
La paz pertenece a la gente como tú y como yo. ¿Dónde se manifestará la paz? Lo hará en la catedral del corazón. Ése es el único lugar en el que se da la bienvenida a la paz. Son las personas como tú y como yo las que quieren la paz y le dan la bienvenida en sus vidas. Es aquí, en nuestra existencia, donde reside la paz.
Maharaji
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