03 enero 2007

HAZ LA DISTINCIÓN

"¿Cuánto has invertido en ti?“

¿Hasta qué punto somos conscientes de nuestra propia existencia? Conocemos a nuestro vecino mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos. Hay personas cuyo comportamiento podemos predecir con mucha mayor exactitud que el nuestro.

¿Cuánto has invertido en ti? ¿Hasta dónde te has permitido comprenderte a ti mismo? Por supuesto, hay personas que dicen: "Eso es muy egoísta". Sin embargo, abrir el regalo que le ha dado su creador es lo menos egoísta que un ser humano puede hacer.

Todas las demás actividades que realizas no tienen nada que ver con esta cosa sencilla llamada "vida". Tienes que distinguir entre las cosas que puedes hacer porque estás vivo, y el hecho de estar vivo en sí mismo. Hay una diferencia entre ambos. Porque estás vivo puedes hacer muchas cosas, pero todo lo que vas acumulando, todo eso de lo que ahora disfrutas, vendrá y al final desaparecerá. ¿Y qué seguirá existiendo? Sólo tú: esa realidad inmortal, sin complicaciones, sin sofisticaciones, que reside en tu interior.

¿La muerte? Eso es algo que no podemos cambiar. Una vez que ocurre, ocurre. Hemos de partir. Tenemos que irnos.

¿Dónde debería estar nuestra atención? En lo que tenemos ahora. ¿Y qué es lo que tenemos ahora? Esta oportunidad de la vida. No es preciso que acudas a un templo, ni a una iglesia, ni a una mezquita, para averiguar si estás vivo o muerto. Los que están vivos lo saben. Se ha dicho que sin la consciencia, el ser humano, aun estando vivo, es como un cadáver.

¿Cuál es la diferencia? ¿Qué es eso que, al faltar, hace que a un cuerpo se le denomine cadáver?

Cuando el ser humano ya no tiene consciencia, ¿en qué se convierte? No puede experimentar dolor ni alegría. Si te colocas frente a él y le dices: “Tu cuenta bancaria está vacía”, el cadáver no va a llorar, o le dices: “No tienes trabajo”, no expresará dolor ni tristeza.

¿Y cuál es la razón? Este aliento que se mueve en nuestro interior, esa consciencia. El hecho de que el ser humano tenga consciencia le permite mirar, ver, sentir, decir 'sí', o 'no'. Puede reír o decir: "¡Qué triste!". Podemos aspirar a todas las cosas a las que aspiramos porque estamos vivos; ésa es la única raíz, la única razón.

Pero, si no podemos reconocerlo y comprenderlo, entonces, ¿de qué nos sirve?

Maharaji

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