13 noviembre 2007

La sabiduría suprema



Algunas veces nos vemos arrastrados por todo lo que sucede en el mundo, y eso nos crea una confusión increíble. La gente te dice: "Así son las cosas". Te hablan de Dios, de después de la muerte, de antes de la vida...

Lo esencial de la vida es el ahora. Una vez alguien me dijo que yo había sido un emperador en mi vida anterior. ¿Bien, y qué? Si vives basándote en explicaciones, quizá tenga importancia saber lo que fuiste en tu vida anterior o lo que va a ocurrir después de ésta. Pero si vives comprendiendo el valor de esta vida, todas esas cosas son irrelevantes. Lo único relevante es que estoy vivo. Ahora.

Cuando vives basándote en explicaciones, sólo se produce una cosa: confusión. Pero cuando vives basándote en el valor de tu existencia hoy, lo que se produce es claridad, sencillez, gratitud, comprensión. No especulación. Si dices: "Explícame por qué se me ha pinchado la rueda", seguramente encontrarás a alguien que lo haga. Los “explicadores” no escasean.

¿Por qué? Porque en realidad no sabemos. Es fácil decir: "Soy José o María o Patrick". Perdona, tú no eres eso, eres otra cosa. Es muy fácil decir: "El nombre de mi madre es éste, y el de mi padre este otro". Pero somos algo más que eso. "Soy licenciado universitario, tengo un título, soy médico, abogado, esto o lo otro". No, eres algo más. "Soy ama de casa". No. También eres más que eso. "Soy un padre, una madre". Eres algo más.

Todos esos vínculos mediante los que te evalúas son relativos. Hoy están y mañana no. Aunque no lo parezca, estás en pleno movimiento. Tienes que comprender qué se mueve y qué no se mueve. En este río de la vida vas montado en un barco que se mueve. Cuando miras por la ventana parece que todas las cosas que ves son las que se mueven, pero no es así. Están ahí, y ahí seguirán. Eres tú quien se mueve, y no seguirás ahí.

¿Qué es perecedero? Ese recipiente en el que estás lo es. Un día ya no existirá. El recipiente se mueve. Tú te mueves. ¿Desde cuándo? Desde que tomaste tu primer aliento. El primero. La cosa más increíble. Antes de eso, estabas amoratado. Entonces tomaste tu primer aliento y el proceso de la vida empezó a manifestarse. Poderoso. Y luego otro aliento, y otro, y otro más.

Es la manifestación del mismo poder que despliega el universo lo que acaba de venir y tocarme, trayéndome este regalo de la vida. Trayéndome cada día, cada momento, cada estrella. Eso es un milagro. Cada niño que nace es un milagro. No lo comprendemos, y por eso sufrimos. Teniéndolo todo, pensamos que no tenemos nada. Cargados con nuestros problemas, vamos tambaleándonos por la vida.

Sin embargo, qué hermoso es estar en este momento. Regresar al ayer o ir al mañana es algo que no puedo hacer, por mucho que lo intente. Para mí, ésa es la sabiduría suprema. Estoy aquí en este momento, y aquí todo es maravilloso.

Los jóvenes quieren vivir en el futuro. Las personas mayores, en el pasado. Nadie quiere vivir en el presente. ¿Pero dónde se ha situado la alegría? ¿Dónde se ha colocado la comprensión? En el presente.

Así que si alguna vez te preguntas por qué es tan difícil comprender la vida, quizá la respuesta sea: porque no vives donde ella vive. Te has acostumbrado a la confusión, y no es agradable.

¿Qué puedes hacer? Aprender a vivir en el hoy. ¿Y qué es el hoy? Otra oportunidad que se te da para sentir plenamente lo que es estar vivo. Es asombroso. Y en eso consiste la vida.

Prem Rawat

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