17 noviembre 2007

Una vida plena


La mayor parte de lo que escuchamos en la vida gira en torno a cómo fueron las cosas o a cómo podrían ser. Especialmente al hacernos mayores recordamos lo que sucedía cuando éramos jóvenes. Entonces miramos hacia el futuro y pensamos en lo que podrá ocurrir, y trabajamos para eso, para hacer realidad nuestros sueños, nuestras aspiraciones. Pensamos: “Algún día seré feliz. Estaré satisfecho.”

Yo hablo de una dimensión diferente, de otro tiempo. Ese tiempo no está en el pasado ni en el futuro, sino que existe ahora, en este momento.
En este mismo segundo, el aliento entra en ti anunciando la posibilidad de una alegría inconmensurable. En ese momento llamado “ahora” se están cumpliendo todos tus deseos y anhelos. Pero, ¿quién es ese “tú”?

Ese “tú” es lo que te permite ser padre o madre, esposo o esposa, profesor o piloto, médico o abogado.

Es ese “tú” lo que hizo posible que fueras un niño, lo que hace que puedas tener un trabajo y lo que permitirá que te jubiles. Un día el “yo” no estará y ya nada tendrá importancia.

Lo que sí es importante es si reconoces o no a ese “tú” que te permite ser todo lo que eres y te permitirá ser todo lo que serás. ¿Qué es este aliento, esta vida, esta existencia?

Cuando lo tienes, lo posees todo. Cuando te falta, no tienes nada; ni siquiera nada. No es preciso que te esfuerces para conseguirlo ni que lo ganes, porque ya lo tienes. ¿Y qué es lo que tienes? Todo empieza con la comprensión básica de ti mismo; cuando comprendes lo que ya tienes, no lo que podrías tener.

El mundo dice que si quieres ser feliz tienes que hacer tal cosa, pero nunca te muestra a alguien que haya hecho eso y sea realmente feliz. Lo que el mundo te ofrece es una fórmula que no tiene el signo “igual” al final. ¿Cuál es el resultado? Nadie lo sabe. No estoy criticando nada. Lo que digo es que el ingrediente clave que falta en todo eso eres tú. Tienes todas tus responsabilidades en la vida, pero ¿qué pasa con la responsabilidad de reconocer lo que se te ha dado?

¿Has oído la llamada de tu corazón? Escucha, porque lo que pide es paz, alegría, sentir plenitud ahora; no mañana ni pasado mañana.

Se trata de sentirse satisfecho; no “casi satisfecho”. Un cuadro que está casi acabado no expresa lo que podría expresar. Su potencial no se ha materializado. Una canción que está casi terminada no transmite lo que su autor quiere transmitir.

Nosotros también estamos casi completos en la vida, pero no del todo. Es como un puente fantástico al que le faltan unos dos metros para llegar al otro lado. Nadie lo puede utilizar porque no está completo. Lo está casi, pero no totalmente.

¿Cómo llegas a completarte? ¿Qué es necesario para completar esta existencia? Muy sencillo: reconocer lo que se te ha dado. Eso es todo lo que tienes que hacer. Lo que ocurre después es automático. Comienza la apertura, el descubrimiento del hogar que hay en tu interior.

Muchas cosas cambian constantemente a mi alrededor y seguirán cambiando. Sin embargo, hay algo que no ha cambiado. El aliento que entra en mí y la llamada de mi corazón han sido siempre los mismos. No han variado nunca. La llamada del corazón siempre ha sido: “Siéntete satisfecho. Siente la plenitud en cada momento”.

Lo que estás buscando está dentro de ti. En cada aliento existe la posibilidad de sentirse satisfecho. Escucha la hermosa canción de la vida. Siempre has dicho: “Creo que lo tengo todo, creo que lo tengo todo”. Tienes que saber. Tienes que ser consciente de que en cada aliento existe la posibilidad de sentirse satisfecho.

Camina con plena certeza hacia el pozo que saciará tu sed. Si no sabes dónde está, no lo busques fuera, mira dentro de ti. Has buscado en el exterior durante demasiado tiempo. Has encontrado muchas cosas, pero no la que estabas buscando, la que dio lugar a una búsqueda de toda una vida. ¿Cuál es esa cosa? No necesito decírtelo. Tú lo sabes.

Tú eres quien busca. Cuando te llama la atención una señal de la carretera, estás buscando. Cuando miras un escaparate, estás buscando. Cuando contemplas una preciosa luna llena que brilla en el cielo, estás buscando. Y así seguirás hasta que lo encuentres.

Lo único que tienes que hacer es leer lo que está escrito en los capítulos de tu corazón. Es tu libro. ¿Es interesante? Nadie lo sabrá excepto tú, porque es tu libro y sólo tú lo puedes leer. Cada día, dedica un poco de tiempo a leerlo, porque el libro que se está escribiendo es el libro de la vida. Espero que su lectura te llene de alegría, porque son tus palabras las que estarán escritas. Ésa es la posibilidad.

Esto trata de la alegría, de la verdadera alegría: la alegría del corazón. Una vez que la sed del corazón se ha hecho evidente, la finalidad del pozo se hace también muy obvia. Hasta ese momento, sin la sed, todo es pura especulación. No vivas esta vida en la especulación y en la incertidumbre. Cada paso, cada aliento debería vivirse con plena certeza. La vida es un viaje demasiado precioso para perdérselo.

¿Cómo sabrás que estás plenamente satisfecho? Lo sabrás el día en que la llamada del corazón cambie de “Siéntete satisfecho” a “Gracias”. Cuando empieces a sentir agradecimiento te darás cuenta de que estás alcanzando la plenitud.

Maharaji

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