Desde la noche de los tiempos el Espíritu de la Navidad ha extendido su protector manto sobre los moradores de la tierra, sin importarle lo más mínimo el signo de su Religión, creencia, doctrina, sexo, raza cultura, civilización, etc., etc.
¿Cómo el solsticio de diciembre puede hacer distinción alguna, sobre los pobladores de la tierra? ¡Acaso el Sol no sale para todos por igual…! ¡Acaso el Santo Aliento no se está respirando en cada criatura viviente, sin importarle su condición!
La Navidad es la celebración del nacimiento de Jesucristo. Jesús el Cristo (el Mesías, el Ungido, el Hijo del hombre…) Un avatar (descenso) en sánscrito.
Desde los albores de la humanidad, el Astro Rey simbolizó con su descenso y acercamiento sobre esta tierra, el plan divino enviando sucesivamente, generación tras generación a seres dotados de poder para iluminar a los seres humanos. Y durante su estancia fueron, son y serán LA LUZ DEL MUNDO. Cuando muere su cuerpo, es como si muriera el Sol con su eclipse, para renacer de nuevo en otro cuerpo y perpetuarse para seguir alumbrando los corazones de todos los pobladores de este hermoso planeta.
Estamos celebrando el nacimiento de un ser que vino al mundo hace dos mil años. Pues bien, hace no menos de cinco mil años, en otro lugar de la tierra, y en otra escritura, la hindú, se hace referencia a otro Avatar (descendido), y me estoy refiriendo a Krishna. Se le atribuye cierto paralelismo con Jesucristo. Nació también de madre virgen. Los padres de Krishna fueron encarcelados al enterarse el rey que el octavo niño que nacería de ellos, le quitaría el trono. Y para asegurarse el trono, al igual que Herodes, mandaba matar cada niño que diera a luz, etc., etc.
No se si fue verdad, porque yo no estaba allí, (que yo sepa), al igual que tampoco estaba en el nacimiento de Jesús, (que yo sepa), lo que si he observado que todas las Religiones se adornan con mitos, grandes iconos y figuras que deslumbren y atraigan la curiosidad mental del hombre. Los diseñadores, planificadores, consultores, asesores de imagen, etc., han existido siempre con diferentes nombres, pero el resultado siempre ha sido el mismo, sustituir con ilusiones, falsas expectativas, y después de muerto, el reino de los Cielos, que está aquí y ahora.
Para mi el sentido y el espíritu de este señalado día no tendría que verse afectado, por el folklore, estereotipos y conductas desmadradas que aprovecha la sociedad para dar riendas sueltas a la falta de una experiencia interior. Persiguiendo fuera de nosotros la alegría, el contento y la felicidad que es fruto de la bebida el desmadre y el sinsentido que solemos ver año tras año. Y comprobando con la resaca del siguiente día, que una vez más fuimos engañados por la ilusión que un año más ha tratado de cubrir el trasfondo y el verdadero espíritu de la Navidad.
¿Cómo el solsticio de diciembre puede hacer distinción alguna, sobre los pobladores de la tierra? ¡Acaso el Sol no sale para todos por igual…! ¡Acaso el Santo Aliento no se está respirando en cada criatura viviente, sin importarle su condición!
La Navidad es la celebración del nacimiento de Jesucristo. Jesús el Cristo (el Mesías, el Ungido, el Hijo del hombre…) Un avatar (descenso) en sánscrito.
Desde los albores de la humanidad, el Astro Rey simbolizó con su descenso y acercamiento sobre esta tierra, el plan divino enviando sucesivamente, generación tras generación a seres dotados de poder para iluminar a los seres humanos. Y durante su estancia fueron, son y serán LA LUZ DEL MUNDO. Cuando muere su cuerpo, es como si muriera el Sol con su eclipse, para renacer de nuevo en otro cuerpo y perpetuarse para seguir alumbrando los corazones de todos los pobladores de este hermoso planeta.
Estamos celebrando el nacimiento de un ser que vino al mundo hace dos mil años. Pues bien, hace no menos de cinco mil años, en otro lugar de la tierra, y en otra escritura, la hindú, se hace referencia a otro Avatar (descendido), y me estoy refiriendo a Krishna. Se le atribuye cierto paralelismo con Jesucristo. Nació también de madre virgen. Los padres de Krishna fueron encarcelados al enterarse el rey que el octavo niño que nacería de ellos, le quitaría el trono. Y para asegurarse el trono, al igual que Herodes, mandaba matar cada niño que diera a luz, etc., etc.
No se si fue verdad, porque yo no estaba allí, (que yo sepa), al igual que tampoco estaba en el nacimiento de Jesús, (que yo sepa), lo que si he observado que todas las Religiones se adornan con mitos, grandes iconos y figuras que deslumbren y atraigan la curiosidad mental del hombre. Los diseñadores, planificadores, consultores, asesores de imagen, etc., han existido siempre con diferentes nombres, pero el resultado siempre ha sido el mismo, sustituir con ilusiones, falsas expectativas, y después de muerto, el reino de los Cielos, que está aquí y ahora.
Para mi el sentido y el espíritu de este señalado día no tendría que verse afectado, por el folklore, estereotipos y conductas desmadradas que aprovecha la sociedad para dar riendas sueltas a la falta de una experiencia interior. Persiguiendo fuera de nosotros la alegría, el contento y la felicidad que es fruto de la bebida el desmadre y el sinsentido que solemos ver año tras año. Y comprobando con la resaca del siguiente día, que una vez más fuimos engañados por la ilusión que un año más ha tratado de cubrir el trasfondo y el verdadero espíritu de la Navidad.
F.G.M.
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