01 marzo 2008

Una mina de oro

Maharaji contó la historia de una reina que un día, para darse un baño, se quitó el collar que llevaba y lo dejó sobre una mesa. Un cuervo lo vio por la ventana abierta, entró en la habitación, lo tomó y salió volando.
Se lo llevó hasta un árbol donde intentó comérselo y cuando vio que no le gustaba, lo dejó en una rama.
La reina estaba desesperada. Su collar favorito había desaparecido.
Cuando el rey volvió esa noche, la encontró descompuesta. Le ofreció comprarle un collar mejor, pero ella le contestó que ninguno podría sustituirlo. Quería ese collar, así que el rey ofreció una recompensa a quien lo encontrara. Algunos lo buscaron pero no pudieron hallarlo. El rey ofreció una recompensa mayor. Más gente lo intentó, pero seguían sin localizarlo. Desesperado, anunció que daría la mitad de su reino a quien lo encontrara, y todo el mundo se puso a buscarlo.
Cerca del palacio había un canal lleno de agua sucia, y bajo un árbol, alguien vio un reflejo del collar en el agua, así que se quitó la ropa y se tiró al canal. Cuando otros le vieron, sospecharon que había encontrado el collar e hicieron lo mismo. Poco después, algunos policías que pasaban por allí, vieron lo que ocurría y se les unieron. El jefe de policía, que también pasaba por allí, les imitó, esperando ser él quien se hiciera con el collar. Pero nadie podía encontrarlo. Todos veían que la imagen seguía allí, así que acabaron pensando que era sólo una ilusión.
Un hombre santo que iba caminando por allí les preguntó: “¿Por qué saltáis todos a esa agua sucia?” Se lo contaron y él les dijo: “Lo que estáis buscando no está en el agua, sino arriba, en el árbol. Se trata sólo de un reflejo”.
Maharaji dijo que nosotros hacemos lo mismo. El auténtico amor está dentro, pero lo buscamos fuera. Tratamos de encontrarlo en el agua sucia de este mundo. Mucha gente se quita la ropa y salta al agua turbia del mundo con la esperanza de encontrar el amor que están buscando y, al no lograrlo, dicen que lo encontrarán después de muertos.
Pero, añadió, si pueden encontrar lo que están buscando después de que hayan muerto, ¿por qué tienen vida ahora? ¿Qué sentido tiene? ¿Por qué fueron creados? ¿Por qué este aliento va y viene ahora dentro de ellos? ¿Por qué hay una sed de amor dentro de nosotros, si sólo lo hallaremos después de morir?
Maharaji señaló que todo el mundo quiere que su vida sea un éxito. No hay nadie que no quiera triunfar, a su manera. Para algunas personas, el éxito consiste en tener una familia numerosa, para otros en amasar riquezas o en alcanzar una buena posición social.
Dijo que el papel del Maestro es recordar a la gente que lo que están buscando está dentro de ellos. Desafió a la gente preguntándoles si se daban cuenta de lo mucho que habían recibido. Se nos ha dado tanto ya, añadió, lo que tenemos que hacer es aceptarlo.
Los regalos comenzaron con la primera respiración que nos fue dada. Cada aliento que llega es el roce del Creador. La tristeza, dijo, aparece cuando llega el aliento y no lo reconocemos. El mayor cielo está aquí. Quienes no se dan cuenta están en el mayor de los infiernos porque, aunque tengan la capacidad de reconocer, no lo hacen.
Maharaji recordó a todos lo valiosa que es esta vida. Aunque llegamos con las manos vacías, dijo, no existe ninguna razón para que nos vayamos igual. Es muy importante que no se malgaste ningún día, ningún momento. Recordó a todos, lo importante que es tener paz en la vida. Para lograrlo, añadió, necesitamos dejar de engañarnos y de escondernos de nosotros mismos.
Siempre que hemos sentido una llamada de nuestro corazón para encontrar plenitud, para encontrar alegría, hemos dicho: “No. Ahora estoy ocupado. Tengo otras cosas que hacer”. Si esto no es engañarse a uno mismo, ¿qué es?
Dijo también que todo lo que vino de esta tierra tendrá que volver a ella algún día. Lo que una vez fueron cenizas volverá a serlo. Cada uno de nosotros está sentado sobre una mina de oro; hay una mina de oro en cada aliento. Si cavamos en esa mina, seremos más ricos de lo que podamos imaginar.
Concluyó diciendo que deberíamos lograr que nuestra vida sea un éxito.
Deberíamos ser ricos. La riqueza, dijo, es amor en nuestro interior y paz en el corazón. El día que tengamos esto claro, desaparecerán todas las preguntas.

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